Los días santos llegan como un paréntesis en el ritmo veloz del año. Marcados por la reflexión y el recogimiento, nos recuerdan una verdad sencilla pero profunda: todo lo que motivó la vida, el mensaje y el sacrificio de Jesús fue el amor. Un amor encarnado y comprometido con los demás.
Traducirlo a nuestros contextos actuales implica reconocerlo también en lo cotidiano, incluso en escenarios donde parece ausente. ¿Cómo se vive la fe —o el compromiso ético profundo— en medio de juntas, métricas y objetivos?
Hoy se espera que tengamos respuestas inmediatas, emociones reguladas y perfiles impecables, con cada vez menos espacio para la vulnerabilidad. Puede observarse en redes sociales, donde el error ajeno se convierte en espectáculo, y en los espacios de trabajo, donde la exigencia no deja espacio para la fragilidad. Frente a esto, reconocer el valor de la reconciliación, del perdón y de la compasión es más que necesario.
En ese espíritu, la Asociación de Egresados de la Maestría en Desarrollo Humano invita al taller "Autenticidad y bienestar profesional ante la competitividad en el entorno virtual", un espacio para quienes han sentido el peso de tener que sostener logros, proyectar una imagen exitosa o competir constantemente en entornos digitales.
Para seguir profundizando, te recomendamos dos textos que abordan el amor y la compasión desde distintas dimensiones: “Ser testigos de la reconciliación y el perdón”, una lectura del Evangelio donde Jesús a través de la misericordia, transforma en lugar de condenar, y “El Papa: la enfermedad es una escuela de amor (...)”, en la que el Papa Francisco recuerda que incluso en la fragilidad, podemos aprender a amar y a dejarnos cuidar, reconociendo el valor del acompañamiento en los momentos difíciles.
Que esta Semana Santa, independientemente de nuestras creencias, nos permita hacer una pausa honesta, mirar con mayor profundidad nuestras decisiones cotidianas y reconocer que incluso en lo profesional, el amor puede ser una práctica posible.
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